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Con la pandemia, la red fusiona cada vez más lo público y lo privado, según artistas visuales
La fusión entre lo público y lo privado, entre el “yo interno” y el “yo externo”, entre lo virtual y lo real –que es la influencia de la red digital en la cultura contemporánea–, ha permeado la producción artística a partir de la pandemia, según la experiencia de tres artistas visuales en México.
Melanie Smith, Carlos Amorales e Isaac Olvera participaron en el panel virtual Esta historia ya no está disponible, este jueves al mediodía, teniendo como moderador a Leo Marz, director del programa académico de la Licenciatura en Arte de la Universidad de Monterrey.
La charla entre los artistas formó parte del ciclo Webinar Fall Series 2020 de la Escuela de Arte y Diseño de la UDEM, así como del programa de UDESIGN UNSEEN 2020 11.a Conferencia Internacional de Arte, Arquitectura y Diseño.
Carlos Amorales hizo notar que, a partir de la pandemia, han sido más notorios los efectos de la red en la cultura y en la vida cotidiana, ya que, con la comunicación a través de la tecnología, el espacio privado se vuelve público, por ejemplo, a través de Zoom se puede mostrar la intimidad de una casa.
“Se empieza a mezclar el trabajo con lo personal, la amistad con lo profesional: hay una perversión de las cosas a como normalmente se entendían”, expresó.
El artista multidisciplinario de la Ciudad de México comentó algunas influencias de las redes sociales en su producción, incluso desde antes de la contingencia sanitaria, como el uso de un avatar, que se desarrolla con el tiempo y construye una identidad “desde una forma estereotipada y simplista” hasta una forma más sofisticada, “casi humana”.
Amorales señaló que, en un principio, los avatares eran más parecidos a los superhéroes, eran arquetipos, pero actualmente se parecen cada vez más a un ser humano.
“Actualmente, lo interesante es que nos fusionamos con el avatar, no hay una distancia o una barrera entre el ‘yo en línea’ y el ‘yo en no línea’: se fusionaron los dos; antes, un avatar te posibilitaba una idea de libertad cuando te convertías en un personaje ficticio (…) ahora, ya no nos distinguimos entre el ‘yo interno’ y el ‘yo externo’”, expuso.
El ponente comentó que hay investigaciones y producción artística anteriores que ya apuntaban a la construcción de espacios de ese tipo, como la introducción del video en el arte y en la cultura en general, el uso del espejo, los circuitos cerrados de televisión y las situaciones que se construyen a través de ver sin ser visto a través del video.
“Con Zoom, esto se vuelve pertinente, por la forma en que nos estamos mirando: yo los veo como grupo y a la vez estoy consciente de que estoy siendo visto por un grupo al que no veo; también está la cuestión de quién puede hablar o quién no”, explicó.
Otro ejemplo de disolución entre lo real y lo virtual, según mencionó Amorales, es el planteamiento de cómo el artista puede habitar el espacio de la pintura, como en la película Dreams, de Akira Kurosawa, en donde un turista japonés que se enamora de una pintura de Vincent van Gogh y el personaje puede introducirse a los campos de girasoles que están plasmados en la pintura.
En su intervención, Isaac Olvera destacó algunos fenómenos de la construcción de imágenes a partir de la red, ya que, en los medios digitales, es posible borrar o dar un paso atrás, pero, a la vez, el que la vida privada se vuelva pública “trae la crueldad de vuelta al espacio digital”.
“Tu subjetividad se va creando en el espacio virtual, que crees que es privado, pero también es público y es indefinido, y hay consecuencias no en la práctica artística, pero sí en la vida del artista, como los casos de denuncias de acoso sexual, con lo que sus carreras son afectadas y pueden ser eliminados de un sistema”, advirtió.
“Antes no pasaba, porque las redes sociales no existían y quizás tenía que haber un consenso más grupal o de análisis para abordar esos casos”, por lo que, a pesar del uso de la tecnología, “puedes borrar pasos técnicos, pero no puedes borrar decisiones humanas”.
El también profesor universitario estableció que, en la red, la imagen o el video han ido reemplazando a lo escrito, pero al principio del milenio, la interacción entre las personas en la red era a través de la escritura: en esa época, “algo ocurrió con la relación escrita a través de messenger que nos permitió hacer acciones (en el campo del arte)”.
Melanie Smith, por su parte, comentó que, antes de la cuarentena, su trabajo se centraba en proyectos performativos, con elementos como la transmisión en vivo y las pantallas, pero desde la contingencia sanitaria, su producción se ha basado más en lo digital.
La artista británica que radica entre la Ciudad de México y Londres reveló que ella ha comenzado a sentir que una pantalla de computadora puede percibirse como “una membrana muy extraña, que nos rebota esta sensación de nuestro propio interior, que es muy propio de este momento”, aunque de ninguna manera reemplaza el sentido del tacto.
“La pantalla se ha vuelto una especie de membrana, o casi una piel, desde la que emitimos o recibimos, hay una especie de relación con nuestra propia interioridad, aunque siempre tenemos esta relación medio fría con la pantalla, porque hay esa sensación de que nos aleja de los sentidos”, expuso.