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Premian a alumna de la UDEM por diseño de cartel sobre corrupción
Con su diseño La mordida, Ana María Carzo Gómez, egresada de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la Universidad de Monterrey, ganó el primer lugar en la categoría “E” Por un México sin Corrupción, en la 16.a edición de la Bienal Internacional del Cartel en México A. C.
Una mordida es meramente símbolo de corrupción, pero la mordida que plasmó Ana María Carzo Gómez en su diseño es más que la de un perro alcanzando su propia cola con el hocico: es también símbolo de masas, la “raza”.
Adicionalmente, la graduada en Licenciatura en Diseño Gráfico de la Universidad de Monterrey, en el semestre de Primavera 2021, enmarcó este símbolo en un elemento del folklore mexicano: una baraja de lotería.
Es con este diseño que obtuvo el primer lugar en la categoría “E” Por un México sin Corrupción, en la 16.a edición de la Bienal Internacional del Cartel en México A. C., cuyos ganadores fueron exhibidos en exposición colectiva en el Museo Arocena en Torreón, en Coahuila, en julio pasado, y ahora se encuentra en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México, donde se abrirá al público el 18 de noviembre.
Para Ana María, los carteles son piezas de comunicación, en los que lo más importante es que el mensaje sea claro; por eso, su diseño de baraja de lotería enfatiza la sentencia escrita al margen de la carta: “la corrupción es autodestrucción”.
Los elementos de una carta de lotería que se canta La Mordida, con una figura de un perro mordiéndose la cola, haciéndose daño a sí mismo, fueron un apoyo para cumplir este objetivo de comunicación; la frase es un elemento que amarra todo el mensaje que expresa el cartel: afirma el objetivo, evita malentendidos y genera claridad”, explicó.
En opinión de la ahora ExaUDEM, la mayoría de los problemas que afronta el país son complejos, “se alimentan de incontables factores y generan múltiples consecuencias”, pero está convencida de que la corrupción genera otros problemas importantes de identidad cultural, de educación, economía y seguridad, entre otras cosas.
Al explorar e investigar sobre la corrupción y los alcances del proyecto, a Ana María le pareció importante dirigir el mensaje específicamente a las y los mexicanos en general, a pesar de que este no era un requisito, pero tomó en cuenta que los carteles finalistas itinerarían por otras ciudades.
“Decidí evitar hacer referencia a figuras de poder, ya que al investigar fue evidente para mí el hecho de que en México muy frecuentemente nos aislamos de esta problemática, nos sentimos ajenos a ella, quitándonos toda responsabilidad y limpiándonos las manos de un problema que nos pertenece a todos”, estableció.
Fue entonces que consideró la figura de un perro, no solo como referencia directa a la mordida o el “moche” (un acto de corrupción normalizado por las y los mexicanos), sino como símbolo de masas: “la raza”.
“Y la carta de lotería que enmarca toda la obra es otro símbolo que las mexicanas y los mexicanos reconocemos y con lo que nos identificamos de alguna manera”, indicó.
La exalumna de la UDEM decidió utilizar rojo y amarillo porque son dos colores extremadamente cálidos y que, en ese nivel de saturación, enfatizan la urgencia o la importancia del tema, tal como se usa en un semáforo en rojo, un letrero de alto o las alarmas de incendios.
Ana María trabajó en el cartel desde que se abrió la convocatoria, en mayo de 2020, durante aproximadamente tres semanas, aprovechando su tiempo libre; incluso, una buena parte del tiempo lo destinó a desarrollar el concepto y comprender el problema; después, la propuesta gráfica fluyó un poco más rápido.
“El diseño gráfico es una herramienta potente de comunicación y, en casos como estos, ayuda a transmitir un mensaje importante de forma asertiva y directa”, indicó.
Su experiencia de trabajar en el proyecto precisamente durante esta época de pandemia fue en realidad muy positiva, ya que conectó con “una problemática sumamente relevante que urge atender en nuestro país: fue la perfecta distracción para mi tiempo libre en el encierro”.
Por otra parte, reconoció el apoyo de los maestros de la UDEM, como Diana Woolrich y Fernando Mateos, a quienes se acercó frecuentemente durante sus estudios para pedir asesoría y este proyecto de La mordida no fue la excepción.
Para mí, Diana y Fer no solo son una fuente de consejo, sino que me motivan y empujan a exponer y mostrar mi trabajo en distintas plataformas; me han abierto puertas y, sobre todo, me han abierto la mente a distintas áreas y perspectivas dentro de mi disciplina; estoy de verdad muy agradecida con mis maestros de la UDEM”, asentó.
“La UDEM inspiró mi mejor versión por medio de mis maestros sin duda… ellos son el parteaguas. Un buen maestro hace toda la diferencia y mi experiencia en la UDEM estuvo llena de excelentes ejemplos a seguir”, sostuvo.